Llega el momento de dirigirme a mi último destino en Italia. Si he estado en la capital política, y en la capital artística no podía perderme la capital económica que esta situada en Milán. Milán es una ciudad moderna situada en el rico norte de Italia. El camino es cómodo gracias al tren que une Florencia con Milán en poco mas de tres horas. Tras abandonar el hotel Azzi Locandi degli Artisti, me dirijo a Santa Maria la Novella en la que, cada hora, parte un tren hacia el norte. Son poco mas de 35 euros los que tienen la culpa de que visite Milán en un viaje muy cómodo y rápido y es que, si algo destaca de Italia, además de sus ciudades llenas de arte, es el gran servicio que presta Trenitalia, el bueno, bonito y barato de los ferrocarriles europeos.
La Stazione Centrale de Milán es una preciosidad a la cual llegan continuamente trenes desde casi todos los destinos imaginables de Europa. Es el punto de entrada al país desde casi cualquier destino europeo debido a la importancia económica que tiene la ciudad. A su salida se puede observar la Torre Pirelli, edificio de oficinas que domina el cielo de Milán y que es un símbolo del poderío económico de esta ciudad. El hotel elegido esta vez es el Hotel Garda, situado a escasos 200 metros de la estación y junto a la parada del metro y del tranvía. Un hotel de negocios confortable y asequible excelentemente posicionado para emprender la visita a Milán.
Tras dejar las maletas en el hotel bajo y comienzo a andar por la Via della República hacia el lado contrario a la Stazione Centrale. Mi objetivo es la famosa Piaza del Duomo en la cual poder visitar el Duomo de Milán, una de las catedrales más impresionantes que he visto en mi vida. No se si será su tamaño, si será que se puede caminar por su techo o si será que siempre la recordaré por ser el lugar en el que disfrutamos de la previa de la final de la Champions League en el año 2001 pero cada vez que la veo me fascina más y más. Il Duomo es una visita obligada cuando se visita Milán. Por desgracia esta vez estaban de obras en su fachada por lo que no pude apreciarla en toda su grandiosidad. Aún así, su interior seguía imponente como siempre. Subir por los escalones de su torre y llegar a caminar sobre su techo obteniendo una panorámica maravillosa de la plaza y de la Galleria Vittorio Emanuele al tiempo que se tiene una visión completa de las alturas de Milán es algo que siempre tendré grabado. Aun así hay que destacar que, hoy en día, la plaza es un lugar peligroso lleno de carteristas en busca de turistas incautos a los que robarles el dinero o lo que lleven por lo que hay que andarse con mucho cuidado.
Junto al Duomo se encuentra la Galleria Vittorio Emanuele lugar de culto para aquellos que admiran el lujo extremo y los precios desorbitados. Tiendas y cafés con precios prohibitivos para la gran mayoría harán las delicias de aquellos que hayan venido buscando el lujo a Milán. La Galleria esta formada por cuatro pasillos que se unen en una placeta central en la que existe un toro en el suelo al que la tradición manda dar una vuelta mientras se le pisan los huevos. No os preocupéis si no sabéis hacerlo, simplemente mirad a alguien y veréis que es fácil. El hueco que hay en el suelo manda donde poner el talón del pie. Lo más destacable de esta Galleria Vittorio Emanuele es su techo de cristal. Cada uno de los cuatro pasillo esta hecho de cristal lo que da un luminosidad muy bonita y se juntan en una bóveda, también de cristal, en la zona mas lujosa de Milán.
Si has entrado por la Piazza del Duomo y sigues hacia la entrada contraria aparecerás en una plaza en la cual podrás ver el Teatro della Scala, símbolo de la opera en Milán, Italia y en el mundo. El teatro es espectacular por fuera y por dentro y, si tienes suerte y puedes visitarlo, disfrutaras con una construccion ideada para el disfrute del publico. No es necesario que te guste la opera, el andar por sus pasillos, visitar sus palcos o poder bajar a la platea impresiona una barbaridad. Este conjunto del Duomo, la Galleria y el Teatro forman los tres monumentos mas importantes de Milán junto al Castello Sforzesco, más alejado del centro, y que es una fortaleza militar que, para mi, no tenáa mucho atractivo por lo que no fuí a visitarlo. Tal vez en otra ocasión.
Así, tras pasar una noche en Milán y haber disfrutado de una excelente cena, volví a mi casa después de unos días visitando una parte de Italia, la mas turística, tras trasladarme hasta el aeropuerto de Malpensa cómodamente gracias al bus que parte de la Stazione Centrale vuelo con el que puse punto y final a una viaje muy bonito por Italia. Un vuelo de Vueling hasta Valencia muy cómodo que supuso el punto y final de mi viaje por Italia. ¿O fué punto y seguido?