Como ya os he contado varias veces, después de un año viviendo en Irlanda tengo una gran lista de planes para hacer un día en Dublín que puedo recomendaros.
Pero, con todo lo que está pasando (no os voy a mencionar el tema porque todos conocemos a “este maldito bicho”), mi cabeza está más en España que en Dublín y, al sentarme a escribir, me ha costado mucho (pero mucho, mucho) decidir el tema. Así que pensé: “venga Sonia, vamos a recordar algo bonito para animarnos, ¿cuál fue el día más mágico que hemos vivido en Irlanda este año?”. Y me vino a la milésima de segundo a la memoria: el día que pasé en Brittas Bay Beach. Bueno, mejor dicho, el día QUE PASAMOS en Brittas Bay Beach porque, en principio, iba a ir sola y, al final, se me unieron ¡tres amigos más!
Y es que os voy a contar la historia enterita de principio a fin, porque mezcla las dos cosas que más me encantan de este país: la magia en la que te envuelve y su maravillosa gente.
¿Qué puedo hacer un día en Dublín?
Esta pregunta, “¿Qué puedo hacer un día en Dublín?” me la hacía mucho cuando trabajaba en Starbucks. Y ahora veréis por qué.
Cuando decidí mudarme a Dublín, tenía claro que me daba igual trabajar de lo que fuera. Y así fue. No cambio por nada los 9 meses que he estado trabajando en Starbucks por varios motivos: por la gente que conocí (que se han convertido en amigos y en familia), por las risas (hacía tiempo que no me reía tanto, he llorado de risa literal, de tener que irme a la cocina para que no me viera la gente, jajajaja), por mis clientes, por las anécdotas de cada día pero, sobre todo, por ver cómo soy capaz de adaptarme a cualquier situación. ¿Que hay que poner cafés y limpiar? Pues se hace. ¿Que hay que trabajar a turnos teniendo cada día un horario diferente y sin saber qué día de la semana vas a estar libre? Cuesta sí, pero te adaptas.
Y digo que cuesta porque, en mi caso, después de estar trabajando en oficina durante 8 años y de lunes a viernes (vamos a obviar las horas extras y los fines de semana que me tocaba currar), trabajar por turnos y saber que va a ser difícil tener sábado y domingo libres como el resto de tus amigas, pues muchas veces se te hace cuesta arriba. Peeeero, ¡te terminas adaptando!
Así que muchas veces me veía, por ejemplo, con un miércoles libre en medio de la semana y sola porque todos trabajaban y no tenía más remedio que intentar buscar qué hacer en Dublín en un día para aprovechar mi tiempo lo mejor posible. La mayoría de las veces, me reservaba tours chulos por Dublín con Civitatis.
Buscando el plan perfecto para hacer en Dublín
Yo, como buena chica del sur de España, soy amante de la playa. Así que, un par de días antes de tener este día off de septiembre suelto a mitad de semana, vi en la aplicación del tiempo del móvil que iba a estar soleado. ¡Hurra, hurra! ¿Y qué significaba eso? Pues que ¡Sonia se iba a la playa! ¡Sí! ¡El plan perfecto que hacer un día en Dublín a mediados de septiembre!
Aunque, como ya os he dicho en otra ocasión, mirar el tiempo meteorológico en Irlanda no sirve de mucho porque es muy cambiante y puedes tener las 4 estaciones del año en el mismo día, pero también he de decir que durante estos 9 meses en los que he estado trabajando por turnos he tenido mucha suerte y, cada vez que decidía hacer un plan fuera de casa para aprovechar mi día libre, siempre siempre siempre tenía sol. ¡Chica con suerte! 🙂
Así que este día tenía claro que tenía ganas de pasarlo en la playa. Pero no en una playa cualquiera. No. Si no en una playa grande, de arena rubia, lo más parecida posible a la Playa de Bolonia de Tarifa (es mi favorita del mundo mundial).
Playas cerca de Dublín
Tenía muchas ganas de comer al solecito y de leer un libro frente al mar porque pensaba que era una idea perfecta para hacer en Dublín en un viaje de un solo día, así que puse en Google “playas cerca de Dublín” y me enamoré de la primera que me apareció: la Brittas Bay Beach. Pero me encontré ante un problema y bien gordo: no había forma de llegar a la playa si no era en coche: el bus que llegaba hacía un par de años que lo quitaron, ni tren, ni nada de nada. ¡Mi gozo en un pozo! 🙁
Al final, con dolor de mi corazón, dejé guardada en favoritos la web donde encontré la playa y pensé: “bueno, la dejo aquí guardada para cuando alguna de mis amigas de España venga a visitarme, podemos alquilar un coche y vamos, porque es un plan perfecto para hacer en un día cerca de Dublín”.
Venga, va, os dejo una pista: quedaos con el nombre de Brittas Bay Beach, porque no os podéis imaginar cómo termina la historia de este día… 😉
Como seguía con la idea de ir a la playa, al día siguiente de mi “búsqueda fallida en Google” le pregunté a una de mis compis de casa que si sabía a donde podía ir y me dijo que en Wicklow Town había una playa como la que quería, grande y con arena rubia. Ya os adelanto que fue mentira cochina o, bueno, mejor dejémoslo en que tenemos conceptos de playas chulas diferentes. 😉
Al final decidí ir a Wicklow Town en búsqueda de la playa perdida, busqué cómo ir en Google y la mejor opción que me salía era ir en tren.
¡Que nos vamos a Wicklow Town a pasar el día!
Al día siguiente, comenté en el Starbucks que me iba a ir a pasar mi día off a Wicklow Town, que una de mis compis de casa me había recomendado la playa de allí y mi compi Helder y su mujer resulta que estaban también off el mismo día que yo. Así que ¡se unieron al plan!
De ir yo sola, ya éramos tres buscadores de playa. Pero ahí no queda la cosa: cuando me fui a mi break, me había escrito Yolanda (una amiga española que conocí en la escuela) que si hacía algo al día siguiente, que ella estaba off. Y, ¿qué hizo Yolanda? ¡Unirse al plan de Wicklow! ¡Yupi!
Total, al final, al día siguiente quedamos los 4 en la estación de Tara para coger el tren dirección Wicklow Town. ¡Qué emoción!
Nada más llegar, preguntamos a una señora que dónde estaba la playa y, sinceramente, nos miró con cara extrañada, pero nos lo indicó. Cuando llegamos al sitio, entendimos su cara. Mirad la supuesta “playa grande con arena rubia” que me habían recomendado:
Wicklow Town
¿Cómo os quedáis? Yo no me lo podía creer. Vale, era una «mini playa con piedras y barquitos», no había más arena de la que veis en la foto, en fin, que no era el tipo de playa que yo buscaba. Es que, además, sentía una gran responsabilidad porque era mi plan y tres amigos se habían unido y sentía como que los estaba defraudando…
Y ahora el tema era, ¿pero qué hacemos en Wicklow Town? Un pueblecito muy mono, pero muy pequeño que en nada te lo has recorrido entero… 🙁
Y apareció Claire…
Y aquí es donde la magia irlandesa surgió. Os juro, de verdad, que JAMÁS olvidaré ni este momento ni este día. Estad atentos…
Había un pequeño paseo justo al lado de “la supuesta playa” así que decimos caminar para tomar un poco el sol mientras decidíamos qué hacer el resto del día que teníamos por delante. Mientras, nos cruzábamos con alguna persona corriendo, otras paseando a sus perros… Y, en un banquito, había una mujer sentada con tres perros y uno IGUALITO a mi Coco. ¿Y qué hizo Sonia? Pues acercarme porque soy la tonta de los perros. Y si se parecen a mi Coco, más.
Pues acariciando a los perros empezó a surgir la conversación con Claire. Nos contó que eran los perros de sus vecinos y que estaba cuidándolos, empezamos a hablar de España, de Brasil (Helder y Silvia son brasileños) y, de repente, le pregunté (en inglés, obvio :P): “Claire, me comentó una amiga que aquí en Wicklow Town hay una playa muy grande y de arena rubia, pero no la encontramos”. La cara de Claire fue todo un poema: “¿Aquí? ¿En Wicklow?. Lo que tenemos más parecido a una playa es esto de aquí enfrente”. Dijo Claire señalando a la zona de la foto que os enseñé antes.
¡Sorpresa!
Y Claire continuó hablando: “la playa que tenemos más cerca es BRITTAS BAY BEACH, pero solo se puede ir en coche.” ¿Os acordáis de la playa que dejé guardada en favoritos para ir en otra ocasión? ¡Pues Claire la acababa de mencionar!
Pero es que ahora viene lo mejor: Claire se ofreció a llevarnos en su coche, pero nos comentó que solo nos podía dejar allí, que no podía recogernos porque tenía que llevar a su hijo al fisio. Nos dijo que a la vuelta tendríamos que llamar a un taxi. Pero no nos importaba porque queríamos playa. Así que aceptamos la oferta.
Yo, de verdad de la buena, que no me podía creer que, al final, mi primer plan iba a hacerse realidad y, así, de la nada, solo gracias a la magia de Irlanda y a la amabilidad de su gente.
Brittas Bay Beach
Espero que estéis sentados porque lo mejor de la historia viene ahora: mientras íbamos en el coche (Claire, Helder, Silvia, Yolanda, los tres perros y yo), Claire recibió una llamada. De verdad, que aún se me ponen los pelos de punta recordando el momento: era el fisio, que le tenía que cancelar la cita con su hijo por un tema que le había surgido. ¿Y qué dijo Claire? ¡Que nos dejaba en la playa, llevaba a los perros a casa de sus vecinos y se volvía a Brittas Bay Beach a pasar el día con nosotros!
¡Está sí que era una playa grande y con arena rubia como yo tanto ansiaba! 😀
Brittas Bay Beach
Fue el mejor día de mi vida irlandesa: mientras íbamos en el coche, nos iba contando la historia de su vida, un montón de anécdotas de Irlanda, no sé, en serio, sé que soy muy repetitiva, pero es que fue mágico, fue un encuentro lleno de magia. Claire nos alegró el día, nos enseñó muchísimas cosas, nos hizo de guía turístico.
Aquí os dejo un par de fotos de la playa, la segunda es con Claire (teníamos que tener un selfie con ella de recuerdo sí o sí aunque, por culpa del maravilloso viento irlandés, esto es lo mejor que pudimos conseguir. Yolanda, mi pelo de leona dice que sorry por taparte la cara xD).
De izquierda a derecha: Helder, Silvia, yo y Yolanda
Con nuestra grandísima amiga irlandesa Claire. 🙂
Wicklow Head, visita imprescindible
Después del día en la playa, Claire se ofreció a llevarnos a la estación de tren pero, por el camino, fue parando con el coche por más sitios y nos iba contando la historia de todo lo que nos enseñaba.
De todos los sitios que nos enseñó, Wicklow Head me pareció el más espectacular, así que os aconsejo que os lo apuntéis en vuestra lista de cosas que hacer en Dublín.
Wicklow Head me gustó mucho sobre todo por las aventuras que vivimos: había puertas cerradas por el camino que Claire abría, si había señales de prohibido el paso, ella se las saltaba y nosotros también (jajajaja), fuimos caminando por el filo de los acantilados… Pero todo “peligro” mereció la pena por tener estas vistas:
En este punto, Claire nos comentó que, muchas veces, se venía con su marido a ver amanecer, ¿no os parece una pasada?
Os dejo más fotos de Wicklow Head:
Wicklow Lighthouse
Aquí es por donde íbamos por el filo del acantilado, la verdad que pasé un poquito de miedo:
Y hasta aquí nuestra mágica aventura irlandesa de septiembre en Wicklow Town y Brittas Bay Beach. Fue un día redondo como habéis podido comprobar. Y sin planearlo, que así las cosas salen mucho mejor. Sé que Claire no me leerá, pero siempre le estaremos agradecidos por hacer de nuestra escapada a Wicklow Town un día inolvidable con playa, sol, amigos, risas, aventuras. ¡Ah! Y cervezas y sidras porque antes de montarnos en el tren hicimos parada en un pub, jajaja. Claire se perdió nuestras caras de niños felices en el tren de vuelta a Dublín recordando cada momento del día. 🙂
Más planes para hacer en Dublín
Y, como siempre, me gusta recordaros más planes para hacer en Dublín que en posts anteriores os he ido recomendando: aquí tenéis algunos de ellos y en este otro post algunos más.
¡Hasta la semana que viene! And please: stay at home! 😉
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