Nuevo día en el Camino de Santiago. Hoy soy yo el que se levanta pronto. Quiero salir temprano para poder llegar a tiempo a Los Arcos ya que se espera que entre una ola de calor y no es muy recomendable estar andando por ahí a mas de 40 grados. Así que, aun de noche, comienzo mi etapa del día esperando que, poco a poco, me vaya adelantando la gente. Mi tobillo está inflado, duele y, junto a las ampollas, me impiden andar con normalidad por las empedradas calles de Estella. Pero poco a poco voy entrando en calor, el ibuprofeno va haciendo su efecto
y comienzo a sentirme bien de modo que cojo un buen ritmo camino de la Fuente del Vino de Irache a la que llego antes de que este abierta. En ese momento me cogen Dori y Juanvi que han salido un poco después y que irán todo el camino a unos 50 metros delante mio. Hoy me encuentro fuerte y la continua ascensión hacia Villamayor de Mojardin por el bosque se me hace sencilla. Incluso cuando llego a la señal que separa el camino en dos direcciones cojo la mas larga, la otra fue la que hice en bici, y no me arrepiento de nada.
Desde que se sale de Estella el camino va entre calles, carretera y caminos asfaltados que hacen que sea un inicio de jornada aburrido hasta que, tras unos 4-5 kilometros se entra en un precioso carrascal que acompaña al peregrino durante un buen rato hasta Azqueta lugar en el que habita Pablito, lugareño que se dedica a regalar varas a los peregrinos para que puedan acompañarlos durante su Camino de Santiago. Por desgracia aun es pronto y esta durmiendo por lo que, este año, no vistaremos a Pablito. A partir de aquí el camino comienza a empinarse hasta que se alcanza la cima en la que se encuentra Villamayor de Monjardín pueblo pequeño pero muy bonito en el que debería haber parado a desayunar en una casa. Es pronto y no parece que haya nadie despierto así que paso de largo sin parar hasta que, un par de kilómetros después, el pie me pega un latigazo dolorosísimo y tengo que parar inmediatamente. Por suerte coincide que al fondo hay una fuente por lo que fuerzo para llegar a ella. Alli desayuno, me tomo un ibuprofeno y continuo el Camino de Santiago hacia Los Arcos en el que espero encontrar una farmacia abierta.
Entre Villamayor de Monardín y Los Arcos no hay nada. Kilometros y kilómetros de camino junto a campos de cereales y las primeras viñas acompañan al peregrino en un camino fácil que permite avanzar sin grandes esfuerzos junto a la autovía el ruido de la cual rompe un poco con la tranquilidad que se vive en el camino. Los Arcos es uno mas de los preciosos pueblos que se atraviesan y es que, esta zona, está llena de pueblos pequeños en los que los servicios y la atención a los peregrinos por parte de sus vecinos hacen que sea maravilloso atravesarlos. Aquí encuentro una farmacia abierta y aprovecho para entrar a ella a comprar un antiinflamatorio. Al verme el tobillo la farmacéutica alucina por ver que sigo andando y me dice que me vaya a casa. Le digo que voy a Logroño y que tengo que llegar por lo que me da una crema antiinflamatoria para ponerme cuando me moleste. Continuo hasta la plaza principal del pueblo donde aprovecho para comer un bocadillo y, tras juntarme con varios peregrinos mas del grupo, decidimos que es pronto para parar y nos vamos todos hasta Torres del Río.
El camino entre Los Arcos y Torres del Rio es muy aburrido. El calor que ya comienza a hacer consigue que el ritmo sea alto solo para poder evitarlo. Siempre se va viendo Sansol y todos vamos con la idea que ese es nuestro objetivo. Tras una dura subida para entrar al pueblo, que mania tienen aquí de poner los pueblos en lo alto de los montes, nos damos cuenta que ese no es nuestro objetivo y que aun quedan un par de kilómetros. Cruzamos Sansol y comenzamos una dura bajada antes de volver a ascender para llegar a Torres del Río. Un final muy duro que se compensa con una gran tarde en el albergue Casa Mariela en el que nos juntamos un buen grupo de gente, del que al día siguiente desaparecerán las tres chicas catalanas y un riojano, dos de ellos con el tibial inflamado, que junto a los tres valencianos y al vasco que va con el riojano cenamos en la terraza y nos vamos a un karaoke a disfrutar un rato que solo nos queda un día por aquí y también toca pasarlo bien aunque al dia siguiente todos nos acordemos del karaoke. Una gran tarde-noche rodeado de buena gente antes de emprender el camino hacia Logroño punto y final de este año debido a mi lesión.
He llegado a la conclusión que es una tontería seguir así. Pese a que llevaré casi 100 kilómetros con una tendinitis en el tibial anterior es una tontería seguir. El dolor desaparece con el ibuprofeno, se que esto no va a ir a mas pero es fácil que cambie la pisada lo que puede provocar que cargue otra articulación y la lesión se convierta en algo mas grave. Asi que, muy a mi pesar, decido que me vuelvo a casa, eso si, antes llegare a Logroño desde donde la salida a Valencia es muy cómoda gracias al enlace directo por bus con Valencia. Así que, tras disfrutar un rato del karaoke y pegarnos unas risas, toca despedirnos de todos los que no siguen y nos han acompañado estos últimos días dando animos al cruzarnos con ellos y alegrándonos las tardes en los albergues. Mañana último día de Camino de Santiago… de momento.