EuropaPortugal28 septiembre, 2020
Aunque cada vez está sonando más entre los turistas de todo el mundo, poco se conoce la isla portuguesa de Sao Miguel de Azores. Un auténtico paraíso que ofrece al visitante todo lo que se pueda imaginar. Senderismo, naturaleza salvaje, cráteres volcánicos, gastronomía para chuparse los dedos y una sensación incomparable de estar en medio de la nada. Vamos, ¡algo que hay que ver en Portugal al menos una vez en la vida!
Así, Sao Miguel es la isla más grande del archipiélago, conocida sobre todo por su fauna volcánica, la capital Ponta Delgada, el doble lago de Sete Cidades y el cocido de la ciudad de Furnas. Aquí te pongo la mejor ruta para conocer en 5 días de pe a pa esta isla.
Contenidos
Consejos y recomendaciones:
- Usar siempre la aplicación de SpotAzores para ver el tiempo todos los días. Ahí no se sabe si te vas a levantar en invierno, otoño, primavera o verano, o todas las estaciones a la vez.
- Por el mismo motivo, en tu maleta que haya ropa de todo tipo, desde el bikini y el pareo hasta las botas de invierno y el chubasquero.
- En el coche llevar siempre chanclas, toallas y traje de baño. Nunca se sabe donde pueden aparecer unas termas en las que bañarse.
- Si sabes portugués, olvídalo todo porque hablar con un local de las Azores y conseguir entender una sola palabra de lo que dice es misión imposible.
- Come queso en cada parada que hagas y prueba todas las variedades de las islas. Increíbles todos y cada uno de ellos. Especial atención al queso fresco que te lo sirven con una especie de salsita secreta. Una mezcla de sabores que tu paladar no pasará por alto.
- En Azores, no dejes de probar las maravillosas piñas autóctonas. Te cambiaran el concepto que tengas de la fruta.
- ¿Una bebida local? Prueba la Kima, una bebida gaseosa hecha a base de maracuyá.
- Bolo levedo. Desayúnalo todos los días, no hay discusión en esto.
- Pararse en todos los miradores que vayan apareciendo por la carretera. Cada uno de ellos ofrece una vista inigualable y perspectivas muy diferentes. Todas ellas merecen la pena.
Día 1. Sete Cidades
En esta zona de la isla, situada en el oeste, hay que visitar el famosísimo lago que le da nombre y los miradores que hay alrededor del mismo.
El lago de Sete Cidades es probablemente el punto de visita de la isla más popular. Y no es para menos, ya que estamos hablando de un doble lago situado en un cráter de un volcán inactivo.
Lagos gemelos de Sete Cidade
Los miradores que hay subiendo la carretera desde el pueblo son Vista do Rei y después Boca do Inferno, que está siguiendo las indicaciones para llegar al Lagoa do Canario.
En Lagoa do Canario se encuentra la foto que vas a querer echarte para presumir de viaje en todas tus redes sociales. Desde aquí hay una panorámica increíble de los dos lagos.
La siguiente parada es Ponta Ferrar, un fantástico espacio termal y balneario que está conectado con el océano. Lo suyo para poderte bañar es ir con la marea baja aunque si no te pilla esa suerte, las vistas y el intenso color azul del mar que se aprecia desde aquí merece la pena.
Para finalizar el día, una buena opción es ir a Mosteiros, ya que es perfecto para ver la puesta de sol. Aquí también hay una playa de arena negra súper bonita.
Día 2. El este: la parte más remota y salvaje de la isla
Para este día es preciso darse el madrugón y coger el coche rumbo a Ponta da Madrugada. Coge un café para llevar y siéntate a observar uno de los mejores amaneceres que verás en la isla y probablemente en tu vida.
Después, lo suyo es visitar el Miradouro da Vista dos Barcos e ir a Ponta do Sossego, donde hay unas vistas y unos jardines que recuerdan a los de la reina de corazones del cuento de Alicia en el País de las Maravillas
La magia volcánica de Furnas
¿Siguiente parada? La región de Furnas; para mí una de las más destacadas de la ruta. Esta región te ofrece todo tipo de actividades y aventuras. En Furnas hay otro lago, Lagoa das Furnas, sobre un cráter también espectacular. Además de haber rutas de senderismo alrededor de él, aquí lo característico es encontrarte por todos lados aguas termales donde uno se puede bañar, así que este día no te olvides del bañador y de la toalla.
En uno de los lados del lago encontramos una espectacular capilla, la Capela da Nossa Senhora das Vitorias. Esta pequeña capilla, que data del siglo XIX, se puede visitar y su interior te helará la sangre. La imagen de la capilla sobre el lago es digna de una postal al más puro estilo del romanticismo británico. Precioso. ¿Y para ver todo este conjunto desde una vista panorámica genial? Sube al Miradouro do Pico do Ferro.
El plato estrella de Furnas: el cocido
¡Hora de comer! Y vaya que sí. En el pueblo de Furnas, además de darse un paseo para ver todas las calderas humeantes, hay que probar el maravilloso cozido da furnas, el plato estrella de la isla que se hace en las entrañas del Volcán das Furnas. Los ingredientes del Cozido das Furnas son: carne de cerdo, vaca y pollo, repollo, patata, zanahoria, patata, col, ñame y arroz. Para probrarlo, los mejores restaurantes son el Tony’s, Caldeiras & Vulcoes o Terra Nostra. Otra cosa por la que se conoce Furnas, es por sus bolos levedos, que debes probar en la panadería Gloria Moniz.
En este último sitio, Terra Nostra, además de un lugar para comer el cocido, se trata de un jardín botánico en el que hay también aguas termales y pozas. El precio de la entrada es de 8 euros pero si comes aquí, te incluye el acceso al recinto.
Y para acabar este día tan completo, imprescindible ir a visitar las pozas de Dona Beija. Sin lugar a dudas las mejores de toda la isla y las que tienen que estar entre tus musts. Además, si vas al anochecer, es incluso mejor, con un ambiente mágico donde respirar toda la naturaleza que fluye alrededor de ti.
Día 3. Parte central de la isla
La primera parada está muy cerca de Ponta Delgada, como a 20 minutos en coche. En la parte central de Sao Miguel se encuentra Lagoa do Fogo, un lago de cráter en el volcán Água de Pau. Para llegar hasta ahí hay que coger una carretera que ya de por sí impresiona, y que según esté el tiempo, puede parecer que en lugar de estar en Sao Miguel, estás en los mismísimos Highlands o en Irlanda. Una vez allí, hay unas escaleritas de madera que te llevan hasta el interior del cráter, donde además puedes hacer varias rutas de trekking. Muy impresionante.
Poza de agua caliente en Caldeira Velha
Después hay que dirigirse a Centro de Interpretaçao Ambiental da Caldeira Velha y de camino se encuentra el Mirador de Bela Vista. En Caldeira Velha hay que pagar 2 euros para entrar, y dentro hay termas de agua caliente donde uno se puede bañar en plena casi selva. Además, en el centro de interpretación que hay, se explica muy bien el origen de las islas y la formación volcánica de las mismas, muy interesante para entender todo lo que estás visitando.
Para acabar la ruta del día, se puede ir a visitar Salto do Cabrito, donde hay una cascada no muy grande y desde donde sale una pequeña ruta circular que gustará a los amantes del senderismo. Y finalmente, paradita en el mirador de Santa Iria.
En esta parte de la isla, está Associacao Agricola de Sao Miguel. Dicen que es el lugar de la isla dónde mejor se come la carne, sobre todo el bitoque de la casa, servido con patatas y huevo, al estilo portugués. El resto de carnes de la carta no son para menos y se puede elegir hasta tres tipos de corte. Que no te sorprenda si vas y hay cola para entrar, así que aunque casi nunca cogen el teléfono, lo suyo es intentar reservar.
Día 4. Naturaleza y té
Ribeira dos Caldeirões
Para el cuarto día, un poco mezcla de lo que queda por ver de la isla. La primera parada que se debe hacer es el parque natural Ribeira dos Caldeiroes, situado en la parte noreste de Sao Miguel. Se trata de un parque natural en las laderas de la Serra da Tronqueira y ocupa parte del curso de la Ribeira do Guilherme, donde también se encuentra el Jardín Botánico de la Ribeira do Guilherme. Ideal para conocer la fauna macaronésica así como hacer rutas de senderismo y probar los deportes de río.
Otro de los productos estrella de las Azores es el té. Poco se habla de que en Sao Miguel se encuentra la fábrica de té más antigua de Europa que data de 1833, la Fábrica de Chá Gorreana. La visita al recinto es gratis, así que no pierdes nada por pasarte por ahí, aunque lo más interesante es las plantaciones que hay a las afueras de la fábrica.
En frente de Vila Franca do Campo, hay un islote al que se puede ir a visitar. El Islote de Vila Franca, es una reserva natural repleta de vegetación endémica, que cuenta con una piscina interior perfectamente circular y dónde se puede hacer submarinismo. Vamos, un paraíso dentro de otro paraíso.
En Vila Franca do Campo, hay un mirador arriba del pueblo donde está la Ermida de Nossa Senhora da Paz. La ermita en sí no es gran cosa pero el paseo de 40 minutos y las vistas que se ven desde arriba, merecen la pena.
Muy cerquita de Vila Franca, está el Lagoa do Congro, un lago diferente a los mencionados anteriormente. Para llegar hasta ahí, tienes que atravesar un bosque que parece sacado de El Señor de los Anillos. Para mí, es de los lagos más bonitos y menos conocidos de la isla.
Por último, un poquito de playa. En Porto Formoso hay una playa de arena negra. Una gran idea es pasar por aquí con unas cerves, ropa de abrigo (que hace fresquete), y ver cómo el sol se pone por el oeste.
Día 5. Ciudad de Ponta Delgada
El último día debería ser para explorar la capital del archipiélago de las Azores: Ponta Delgada. Como no es muy grande, es ideal dejarla para el día que tengas el vuelo de vuelta (si es por la tarde claro) y aprovechar el resto de días para hacer excursiones que lleven más tiempo.
La visita a Ponta Delgada consiste en un agradable paseo por el centro histórico, donde se encuentran los principales puntos de interés así como terrazas y restaurantes en los que alternar y degustar la buena gastronomía local.
Avenida, el Mercado da Graça, imprescindible visitar O Rei do Queijos aquí, o la Igreja Matriz son algunos de los lugares que irás viendo en tu visita a la ciudad.
Sin embargo, dejando atrás las visitas turísticas, algo que verdaderamente se disfruta en Ponta Delgada es el comer. Apúntate el Gastronomo y A Tasca porque te dejarán con la boca echando babas. Por supuesto, las mejores cosas que he probado aquí son las lapas y el atún. Delicias del mar.
Centro Histórico de Ponta Delgada
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