EuropaLuxemburgo24 noviembre, 2019
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La Ciudad de Luxemburgo
Presentación de la Villa de Luxemburgo
Hola a todos y todas. Me llamo Jesús Calleja, asturiano en Luxemburgo desde hace ya más de 8 años. Voy a intentar transmitiros mi entusiasmo por este pequeño país (2500 km2), casi desconocido en España, pero con un gran potencial turístico. Hay vuelos directos desde Madrid y Barcelona todo el año, y a muchas otras ciudades de España entre abril y septiembre.
Os propongo un paseo por la Capital, que también se llama Luxemburgo – aquí, d´Stad o La Ville, según preferencia por el luxemburgués (lengua nacional) o por el francés (lengua administrativa, como el alemán). Por cierto, con el inglés iremos a cualquier parte aquí. Éste es uno de los países europeos con mayor implantación cotidiana de inglés.
Ciudad Alta y Ciudad Baja
Básicamente el centro de Luxemburgo presenta la ciudad alta (Uewerstad) y la Ciudad Baja (Gronn, o Grund). Pues esta Villa es una fortaleza, que de hecho no fue desmantelada hasta 1867 por el Tratado de Londres. Los restos se encuentran por todas partes, más las mil y un maneras de subir y bajar: escaleras, rampas, desde hace poco ascensores.
El puente de la GD Charlotte (o Roud Brëck, puente rojo) une la Ciudad Alta con el barrio Europeo (Kierchbierg). Debajo la Ciudad Baja, el Gronn ó Grund.
Hoy vamos a tratar la Ciudad Alta: esto es lo que absolutamente tenemos que ver en Luxemburgo si andamos cortos de tiempo (un día apurado, o un fin de semana con calma). Otro día iremos con la Ciudad Baja, si os parece bien.
El Valle del Río Pétrusse en Luxemburgo
Avenue de la Liberté – Avenue de la Gare (Estación)
Sin más: partimos de la estación central (la Gare), que se halla en un extremo de la muy bonita Avenue de la Liberté, recta, clásica y amplia, con un conjunto de inmuebles antiguos entre los que destaca el Schlass ó Chateau. Esta gran mansión conoció diversos destinos: sede de empresa (Arbed antecesora local ArcelorMittal) muchos años y ahora en poder de la Spuerkess, o caja de ahorros. No se puede acceder al interior pero merece la pena verlo.
Si seguimos por Liberté llegamos a la Plaza de Metz y al puente Adolphe, pero permitidme que os lleve por otro lado, así que ahora dejamos Liberté y nos metemos por la Avenue de la Gare, zona comercial y populosa, a precios razonables. Ésta nos llevará al Viaducto, una de las alternativas para cruzar sobre el valle de la Pétrusse. Éste es uno de los dos ríos que bañan Luxemburgo, el otro es el Alzette.
Vista de la Pétrusse desde el Viaducto
Este valle es muy amplio, con muchos árboles y abundante vegetación, surcado de senderos por los que se ve a gente paseando tranquilamente (lo que recomiendo) y si os traéis ropa para ello, correr. A mediodía se llena de runners, que dejan sus PCs por un momento para desahogarse y quemar algo del estrés laboral, y también muy típico el fin de semana. Y todo este verdor a dos pasos del centro.
Vista desde el Viaducto
Según estamos cruzando y levantamos la vista, más allá del Valle:
– A la derecha, otro viaducto (sólo para ferrocarril esta vez) y algo más lejos las torres del barrio sede de las Instituciones Europeas, Kierchbierg (Kirchberg).
– A la izquierda, volvemos a ver la plaza de Metz (fin de la Avenue de la Liberté) con su característica torre, también propiedad de la Spuerkess; después el centenario y clásico puente Adolphe, y algo más cerca, la Plaza de la Constitución.
La Ciudad Judicial
Una vez pasado el Viaducto, queda a nuestra derecha el monumento de la Solidaridad con una llama eterna (similar al característico ´soldado desconocido´). Entonces alcanzamos la Ciudad Judicial, un conjunto de edificios blancos que albergan las principales instituciones jurídicas.
Se encuentra sobre una explanada entre los valles de la Pétrusse y del Alzette, los dos ríos de la capital de Luxemburgo. Hay varias esculturas con alegorías de la Justicia. Foto obligada. Al final las vistas son magníficas, con una panorámica de lujo sobre el ’Gronn’, la Ciudad Baja.
La Ciudad Judicial de Luxemburgo
Desandamos un poco el camino y dejando a nuestra derecha el memorial de la Shoah, con la Catedral hemos topado. No es espectacular pero sí bonita, merece la pena echar un vistazo dentro y apreciarla por fuera.
Plaza de la Constitución, Plaza de Metz, Puente Adolphe
Y antes de tomar el camino hacia el Centro, volvemos a la izquierda, de nuevo sobre el frondoso Valle de la Pétrusse. Ahora abordamos la Plaza de la Constitución. Se trata de una plazuela semicircular, con el diámetro dando hacia el Centro, y la semicircunferencia coronando el Valle. Hay unas vistas brutales, con colores cambiantes a lo largo del año; en este caso el Viaducto y Kierchbierg nos quedan a la izquierda, mientras que el puente y la plaza de Metz se ven a nuestra derecha.
Plaza de Metz y puente Adolphe, desde la Plaza de la Constitución
Sobre el puente Adolphe (Gran Duque de Luxemburgo en 1890 – 1905), decir que fue en su momento el de mayor vano en piedra de Europa, un alarde tecnológico para la época. Así que recomiendo pasarlo por abajo (caminando o corriendo). Por arriba ahora están en obras por el Tranvía que vuelve tras 56 años de ausencia; si no, es habitual ver gente acodada disfrutando del panorama o pintores con sus pinceles y caballetes. Como curiosidad, tiene una pasarela para bicis por debajo de la carretera, es decir, hay dos pisos de puente.
En la plaza de la Constitución se halla todo un símbolo nacional, la ‘Gëlle Fra’, la mujer dorada, que levanta en sus manos una corona de laurel. Se erigió al final de la I Guerra Mundial en homenaje a los soldados caídos, y durante la II G.M., los ocupantes nazis la quitaron de su pedestal y la escondieron. Luego estuvo tiempo sin aparecer y finalmente lo hizo, siendo restaurada por suscripción popular y repuesta en su pedestal en 1986. Se encuentra a 21m de altura, así que para que no pilléis tortícolis, ahí os va una foto.
La Gëlle Fra, o Monumento al Recuerdo, por los Caídos en las Guerras Mundiales
El Centro de la Ciudad de Luxemburgo
La Plaza de Armas
Por fin, al cogollo de Luxemburgo: dejamos la Gëlle Fra a nuestra espalda y tomamos la animada calle Chimay, que sube suavemente hasta el centro neurálgico de la Villa: la Plëss, o Plaza de Armas. Se trata de una plaza rectangular, en un lado corto el Monumento a Dicks (el más célebre escritor en lengua luxemburguesa). Y a su lado el memorial Jan Palach, un chico que se quemó a lo bonzo en Praga en 1969 como protesta por la represión soviética el año anterior. En el otro lado corto se encuentra el Cercle Cité, donde tienen lugar abundantes actividades culturales, todo el año.
Los lados largos de la Plaza de Armas están literalmente tomados por las terrazas, que en primavera y verano casi no dejan sitio para pasar. Se puede elegir entre casi todas las cocinas típicas, y para todos los bolsillos. Personalmente recomiendo el Cercle Cité con una buena muestra de gastronomía local.
La animada Plaza de Armas
En el centro de la Plaza de Armas hay un pequeño paseo y el kiosco de música. A menudo la orquesta toca canciones actuales con arreglos de banda, lo que da muy buen ambiente. Y un helado en el Veneciano es lo más típico. En Luxemburgo, como en Alemania, se comen helados todo el año, así que ¡no hay excusa! Los fines de semana suele haber mercadillos o bien alguna ONG u otra asociación se instala para explicar sus actividades.
El Knuedler (Place Guillaume II)
Una vez repuestas fuerzas atravesamos el corto pero curioso Pasaje del Cura, y vamos a dar al Knuedler (o Place Guillaume). Es bastante más amplia que la Plaza de Armas, y también se realizan actividades como dos mercados semanales, o conciertos al aire libre. También con terrazas para tomar, si bien el ambiente es algo más frío por su extensión. El nombre Knuedler viene de la palabra ‘nudo’ (Knot) con la que se anudaban el hábito unos monjes que tuvieron allí su sede bastante tiempo.
El Knuedler en pleno mercado, vigilado por Guillaume II
Tenemos el Ayuntamiento, con sus imponentes leones fuera, y la Oficina de Turismo – donde además de los típicos folletos y explicaciones, parten visitas guiadas en varios idiomas, entre ellos el español.
www.luxembourgcity.com
La estatua ecuestre de Guillaume II domina su Plaza. Fue a la vez Rey de los Países Bajos y Gran Duque de Luxemburgo (1840-49). Ambas coronas (no los países) estuvieron unidas durante un tiempo, hasta que nuestro ya conocido Adolphe subió al trono.
Monumento a la G.D. Charlotte y Palacio Gran Ducal
Salimos por fin del Knuedler en dirección al Palacio Gran Ducal, dejándonos caer un poco a la derecha: estamos en la coqueta placita Clairefontaine, donde destaca la librería, Ernster (‘L’esprit livre’) y en el centro la estatua de la muy apreciada Gran Duquesa Charlotte. Ella defendió la independencia del país durante la Ocupación (1940-1944), negándose a pactar con el invasor. Fue también (desde el exilio) la primera Jefa de Estado que se dirigió a los ciudadanos en luxemburgués, dado el contexto. En aquel entonces la lengua del pueblo aún no gozaba de reconocimiento.
La Gran Duquesa Charlotte, muy querida en Luxemburgo
Dejamos a Charlotte y vamos al Palacio Gran Ducal. Se construyó como Ayuntamiento durante la dominación española (unos 200 años) y reformado por los austríacos después. Presenta por tanto una mezcla de estilos, con una impresión general de sobriedad. Los soberanos no viven aquí, sino en Colmar-Berg, un pueblo hacia el Norte del país. El Palacio se utiliza para actos oficiales y se puede visitar el interior en Julio y Agosto, con visitas guiadas en diversas lenguas. Y sí, de nuevo también en español.
El Palacio Gran Ducal, rodeado de turistas
A un lado del Palacio se encuentra la Cámara de Diputados, y enfrente otra cita inevitable en Luxemburgo: la Chocolate House. Aquí tienen una variedad increíble de chocolates, y dulces a la centroeuropea, es decir, contundentes. Y ello en un marco muy típico con mesas de madera, más bien irregulares. ¡Que aproveche!
Algo de Ocio
Dejando a los soldados cambiando la guardia, entramos a sólo 100m en una zona de copas muy popular, donde es habitual la gente de traje y corbata / vestido mono, tomándose algo a la salida del trabajo. Un clásico: el Urban.
Una copa en el Urban es un ´must´ en Luxemburgo.
En la esquina de este bar, si giramos a la izquierda entramos en la Grand Rue, la calle comercial por excelencia, con todas las enseñas habituales. Recomendable un paseo pero… mirad el precio antes de comprar. En cambio, hay una pastelería magnífica con el bonito título de ‘Fournisseur de la Cour’ (suministrador de la corte). Los pasteles son más en plan fino pero merecen la pena igualmente y el precio es razonable.
El Núcleo Histórico de Luxemburgo
Marché-aux-Poissons y Fortaleza del Bock
Volvemos sobre nuestros pasos y dejando el Urban a la derecha, descendemos hacia el Marché-aux-Poissons (mercado de pescado) con el interesante y gratuito Museo Nacional de Historia y Arte – hay una buena colección de retablos medievales y cuadros renacentistas y barrocos. La iglesia de St Michel se encuentra aquí, la primera edificada en la Villa, primero como capilla, poco antes del año 1000.
Continuamos bajando y vamos a dar al Bock, los restos del castillo que el conde Siegfried hizo levantar en 963 como fortaleza de Lucilinburhuc, (el Luxemburgo de hoy). Allí era feliz con su Melusina, hasta que ésta volvió a sumergirse en el Alzette tras la falta de Siegfried… pero esa historia la dejo para otro día.
El Bock, la primera fortaleza de Luxemburgo
Las Casamatas de Luxemburgo
Sin movernos del Bock, saltamos 700 años y vemos a 25 m la entrada a las Casamatas: éstas son unos túneles que se construyeron con finalidad defensiva. Como dije, Luxemburgo es una fortaleza (la Gibraltar del Norte), que desde el S XVI se disputaron españoles, franceses, austríacos, de forma alternativa. Cada uno de ellos mejoró las fortificaciones anteriores – lo que no les impidió ser expulsados a su vez cuando les llegó el turno.
Tienen más de 20 km, hay dos grupos (las del Bock y las de la Pétrusse) y se pueden – y se deben – visitar. Un clásico.
Entrada a las casamatas del Bock. Al fondo, la Ciudad Judicial.
Balcón de la Corniche y Abadía de Neimënster
Y termino en lo mejor de la Ciudad Alta: la Corniche. Las guías dicen que es el balcón más hermoso de Europa. No sé si será para tanto, pero en cualquier caso las vistas son un regalo. Tenemos abajo a la izquierda el puente Stierchen, (S. XVI) y la ruta que sigue el río a contracorriente y nos lleva a Clausen, la zona nocturna de copas.
Vista de la Abadía de Neimënster y del Grund desde la Corniche, con el Alzette a nuestros pies
Enfrente del balcón vemos la Abadía de Neimënster, antigua cárcel de hombres, y hoy alto lugar cultural, centro de exposiciones, debates, performances, actuaciones de teatro y musicales. Y por fin a la derecha los viñedos de la Villa, el Museo de Historia natural, y siguiendo el curso del Alzette, las casas justo dando sobre el río. Es muy bonito.
Y tocaría bajarnos a la Ciudad Baja (Gronn) pero eso lo dejaré para otra ocasión, si lo tenéis a bien.
Espero haberos al menos despertado un poco de curiosidad por visitar esta bonita Ciudad, tan injustamente desconocida. Os paso un enlace a sus Mercados de Navidad, espero que os gusten.
¡Hasta la próxima!
Puedes pulsar en este enlace para diferentes actividades turísticas en Luxemburgo, como visitas guiadas, excursiones o traslados.
Os paso finalmente un enlace al conjunto de estos artículos sobre Luxemburgo.
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Asturiano-luxemburgués. Vivo en Luxemburgo desde 2011. A tu disposición para cualquier información para visitar, vivir y/o trabajar en el Gran Ducado.
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2 comments
Jozef27 enero, 2020 – 6:33 pm
Hola Buenos tardes. Un saludo de un Polaco gue vivía en Madrid 31 ano. Ahora me toca a vivir en Luxemburgo. Estoy buscando un habilitación económico si es posible te agradecería. Gracias
ReplyAnyulita8 marzo, 2020 – 8:32 pm
Hola puedes encontrar vivienda en http://www.athome.lu
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