Tras una gran noche en la NBA hoy nos despertamos en el que será nuestro último día entero en New York. Por delante queda acabar con la visita a los pocos monumentos y muchos edificios que se pueden ver en esta gran ciudad en la que pasear y pasear por sus calles se convierte en el pasatiempo favorito de todos aquellos que llegan a New York atraidos por sus impresionantes rascacielos y la fama que rodea a esta gran ciudad.
Nuestro primer destino es la estación de tren, un lugar de los mas vistos y conocidos de New York. Grand Central es el centro neuralgico del transporte en esta ciudad. Por aquí pasan a lo largo del día la mayoría de sus habitantes y de la gente que trabaja y eso ha hecho de Grand Central un icono dentro del gran icono que es la gran manzana. La estación sorprende por su tamaño. Es enorme, al más puro estilo estadounidense. Situada en la 42nd se ha convertido en un centro comercial en el cual te puedes encontrar desde restaurantes hasta una de las tiendas Apple más visitadas. Es uno de los lugares que hay que visitar pero tampoco vale la pena pasar mucho tiempo por aquí. Los tumultos que se forman y los gritos de las gentes que la visitan hacen que sea un poco desagradable la atmosfera que se respira. Pero estamos en New York y aquí es lo que hay.
Tras esta visita nos acercamos al edificio más famoso de New York, el Empire State Building. Es otro de los lugares que se deben visitar y otro de los lugares de los que te llevaras una impresion, digamos, no muy buena. Se encuentra situado en la 5th avenue y, cuando nosotros estuvimos, aún era el edificio más alto de New York. El edificio impone respeto y se puede divisar desde cualquier parte de la ciudad.
Cuenta con un par de miradores en las plantas 86 y 102. Ascender al primer mirador cuesta 25$ pero te puedes pegar unas dos horitas de cola sin mucho problema. Aunque veas que el hall está vacio no te dejes engañar. La subida se hace pesada por el tiempo que tardas y eso hace que llegues sin muchas ganas de estar arriba. Las vistas son espectaculares, divisas cualquier parte de New York y es una de las mejores experiencias en la ciudad pero el estar tanto tiempo para poder llegar y el tener tanta gente hace que no te queden ganas de estar mucho rato por allí arriba. Realmente sorprende ver como la gente corre desesperada por llegar arriba para luego no estar ni 10 minutos.
Debe ser que aquí la gente se mimetiza enseguida con el resto de la población y queda atrapada por las prisas que inundan New York. Mi recomendación es que os lo tomeis con calma y disfruteis de todo lo que podeis ir viendo durante el ascenso. Tanto en la espera abajo como en la parada del ascensor podreis contemplar una bella exposición informativa del edificio. Es bonito estar en lo alto del skyline de New York pero no deja de ser menos bonito conocer la historia de este edificio. Id tranquilos y sin prisas y saboreareis más lo que este edificio significa. Si quereis subir al piso 102 lo podeis hacer por 17$ más. Vais a ver más de lo mismo aunque, eso sí, un poco más relajados y tranquilos que en el piso de abajo. Para mi no valió la pena subir tan arriba pero…
Tras esta visita al que, hasta entonces, era el edificio más alto de New York, llegaba la hora de comer y decidimos acercarnos al Meatpacking, un distrito antaño lleno de mataderos de carne y que, hoy en día, se ha convertido en una de las zonas más cool de New York. Turísticamente es una antigua vía reconvertida en jardín por el que pasear a lo largo de un barrio que esconde sitios muy buenos para comer o tomar algo pero la gente se queda en el recorrido. Como si fueramos borregos seguimos al que nos precede viendo edificios modernos junto a los viejos mataderos o a los restos de algunas fabricas que estaban por esta zona. Miseria y riqueza mezcladas a partes iguales para dar lugar a un barrio en el que, si te alejas de la via y te dedicas a callejear, encuentras una de las mejores zonas de la ciudad.
Tras comer en un lugar escondidito pero muy agradable nos dirigimos hacia una de nuestras últimas visitas. De nuevo nos acercamos al distrito financiero. Si antes estabamos en el edificio más alto de New York ahora toda ir a ver el edificio que le quitará ese lugar al Empire State Building unos cuantos días después de nuestra visita. Y es que, allí donde en su día estuvieron las torres gemelas, se está levantando un megacomplejo sobre el que destaca la Torre de la Libertad del nuevo World Trade Center que supera en altura al Empire State Building. Con sus 541 metros se convertira en el edificio más alto de los Estados Unidos y un emblema para la ciudad y el país con el cual demostrar al mundo que su poderio sigue intacto. La zona quedará preciosa cuando la acaben pero ahora no es más que un conjunto de edificios a medio hacer que hay que visitar por la historia que tiene la Zona 0 pero poco más. Lo mejor es que, al no estar acabada, queda la excusa de tener que volver.
Tras esta visita regreso al barrio y cena por los alrededores, en un mexicano bastante cutre pero en el que entraba muchísima gente, antes de regresar a descansar que, aunque no lo parezca, pasear por las calles de New York se hace muy pesado. Así que, entre el cansancio y que hay que hacer la maleta para volver a España la día siguiente no quedan muchas ganas de ver más cosas por lo que nos retiramos pronto a la espera de nuestro último día en New York.